miércoles, 11 de junio de 2014

Sensitivo



Nada los une: ningún sentimiento, ninguna historia. No hay un pasado en común ni mucho menos una perspectiva de futuro. Y no creen en ataduras ni en hilos invisibles de cualquier color que fueran. Y sin embargo, en las noches y en las mañanas, en las siestas y en las tardes de todos los momentos finamente planificados y calculados, cronometrados con esmero y repetidos ad infinitum como una letanía de posibilidades, se encuentran y acortan todas las diferencias y las distancias y hacen de dos uno, con el único fin que se proponen y se permiten. Y siendo uno nunca dejan de ser ellos mismos: los que miran, palpan, humedecen, laten, gimen y estallan una y mil veces como en un espejo, replicándose, repitiéndose y enunciando, con cada poro y en cada centímetro de piel, una poesía profana y silenciosa.

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