miércoles, 25 de junio de 2014

Lunes

Algunos lunes sólo nos queda la fe,
después de haber vaciado, junto a  los restos del domingo,
las colillas aplastadas, las sonrisas desvaídas,
los corchos y las escaramuzas,
la conciencia del descubrirse mirando
otra vez las yemas de los dedos,
los azules ríos de las manos,
el dorado tintineo que resplandece,
con su recuerdo de promesas incumplidas,
de sueños triturados
ajeno a todo,
incluso al torrente sanguíneo que lo nutre.  
A veces no queda más que la fe
y un poco de candidez
para no desangrarse en el intento
de respirar.
Entonces, cuando ya no queda nada,
sólo nos quedan los lunes.

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