Tú es sencillo: es la risa y la palabra; es la carraspera constante y demencial. Es lo fugaz y al mismo tiempo letalmente perenne. Es el sonido brillante de una trompeta y el vacío del teléfono que llama. Es también el sabor de la dulzura y la acidez. Es la inmensa claridad que brota desde adentro desbordándose y derramándose, aún sin saberlo, en ternura.