domingo, 5 de junio de 2011

Espejismos

    Dulces sueños, amor mío. Has bebido del cántaro de mi ombligo y ahora duermes plácido junto a mí. Duermes mientras te acuno y te canto la nana de mis pechos pequeños, de estas caderas hechas para tus manos, del claro vello que cubre mis muslos. Y mientras te vas hundiendo más y más en la oscuridad, las líneas de tu frente, todavía salpicada por el deseo, se disipan y se van junto a las preocupaciones y el cansancio de la semana; tu aliento se hace pesado y profundo, tus latidos casi imperceptibles. Yo te contemplo por un rato (you're the sunshine of my life) y me levanto silenciosa, y escribo sólo para vos.

1 comentario:

  1. a veces creo que sus manos escriben lo que les dictan mis pensamientos profanos

    ResponderEliminar