En realidad no fue de su propia imagen de quien se enamoró. Harto de eludir a Eco (no era a ella a quien su corazón anhelaba) el joven con sangre de río encontró en la fuente la mirada que lo habitaba y lo soñaba lejos en el tiempo y las cartografías.
Azogado por el descubrimiento, no pudo demorarlo más y se sumergió para siempre en las aguas de su destino.
Azogado por el descubrimiento, no pudo demorarlo más y se sumergió para siempre en las aguas de su destino.